Antes de hablar de la Hacienda Maturín de Guarenas, recordemos que las haciendas de caña dulce representaron una fuente de sustento primordial para Guarenas, pueblo fundado en 1621.
Hoy en día, se mantienen en pie las ruinas de algunas de ellas junto a sus ingenios de trapiche, recordándonos estos espacios que definieron una estructura social, delimitaron nuestra geografía y fueron sitio de origen de manifestaciones religiosas y culturales.
Sus torreones y norias aún permanecen en la memoria afectiva de los guareneros, convirtiéndose en símbolos de esa Guarenas colonial rodeada de cañamelares y ríos cristalinos.
Para el año 1764, en la Jurisdicción del Valle de Guarenas existían 39 haciendas con ingenios de trapiche operativos.

Con el nacimiento de la Primera República en 1810, se redefine esta Jurisdicción y se crea el Cantón de Guarenas, conformado por el Valle de Nuestra Señora de Copacabana de Guarenas, Santa Cruz de Pacairigua de Guatire, Araguata y San Nicolás de Tolentino de Capaya, en donde existían 528 tablones de caña dulce.
El interés comercial por la caña de azúcar y sus derivados, fomentó la rectificación del sendero entre Caracas y Guarenas en 1834, durante la presidencia de José Antonio Páez y según las especificaciones técnicas de Juan Manuel Cagigal.

En 1874, durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, se independizaron administrativamente estos territorios, constituyéndose los distritos Plaza, Zamora y Acevedo.
El Distrito Plaza, ahora con su propia «Junta de Fomento de Guarenas», sentó las bases fiscales para el establecimiento de nuevas haciendas de trapiche.
La Guarenas de inicios del siglo XX fue testigo de la bonanza azucarera, estableciéndose nuevas haciendas para el procesamiento de la caña dulce.
Algunas de estas haciendas se mantuvieron procesando la caña de azúcar durante dos siglos hasta la década de 1960.
Cruzando el Río Guarenas, en la zona Maturín y pegada a la ladera del cerro norte, encontrábamos a la Hacienda Maturín.

Esta hacienda, de construcción simple, tuvo una producción importante durante el primer tercio del siglo XX.
El torreón de su ingenio de trapiche la diferenciaba del resto de haciendas, dándole su identidad arquitectónica.
A diferencia de los torreones con forma ortoédrica o rectangular construidos con adobes de arcilla roja, el torreón de la Hacienda Maturín era de forma cilíndrica con un revestimiento liso y de color arena, lo cual lo dotaba de un estilo moderno.

Esta hacienda fue propiedad del Señor Felipe Acuña. Su esposa fue la Señora Eumelia María Istúriz de Acuña.
En la década de 1940, el Señor Felipe Acuña cedió en alquiler la propiedad de la Hacienda Maturín a dos de sus hijos: Alberto y José Luis, ambos nacidos en Guarenas. Con el pasar de los años y el trabajo arduo, los hermanos Acuña Istúriz lograron comprar la Hacienda.

Alberto Acuña nació el 4 de septiembre de 1910. Contrajo matrimonio con Rosa Orta, de cuya unión nacieron siete varones y siete hembras.
José Luis Acuña se casó con Clemencia Antonia Cabrera el 16 de marzo de 1941, formando una familia de doce hijos.
Los hermanos Alberto y José Luis se encargarían de la Hacienda Maturín, supervisando los tablones sembrados y la producción de papelón.

La Hacienda Maturín era atravesada por una acequia y era típico escuchar el graznido y cacareo de las aves que se criaban en ella.
También contaba con una vaquera y justo al lado estaba la oficina donde los sábados Alberto entregaba el pago a los numerosos obreros.
Posteriormente, los hermanos Acuña Istúriz construyeron una vaquera de mejores prestaciones, incorporando vacas Holstein, vendiéndole la producción de lecha a Lácteos Silsa.
Como dato adicional, recordemos que Alberto Acuña fue quien donó el altar derecho del Santo Cristo de la Catedral Nuestra Señora de Copacabana, mientras que su padre, el Señor Felipe Acuña, donó las campanas de la torre de la Catedral.


Ambos donativos los realizaron a través de la Junta Pro-Templo que se encargó de la remodelación arquitectónica y artística de la Iglesia entre 1954 y 1957.

Alberto Acuña murió en 1991 a la edad de 80 años. Su hermano José Luis había fallecido mucho más joven décadas antes.
La Hacienda Maturín de Guarenas desapareció y en sus predios se encuentra parte de la zona industrial de Guarenas y la autopista Gran Mariscal de Ayacucho.
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.