Guarenas es el rostro de sus habitantes, gente honesta que con su trabajo amoroso y vida ejemplar van dejando una huella imborrable en el pueblo. Este valle, de múltiples ríos y majestuosas montañas, ha sido cuna protectora de sus hijos, así como tierra noble que ha recibido como propios a muchos foráneos. Guarenas siempre ha dado la bienvenida a estos ciudadanos, quienes se convirtieron en sus apreciados hijos adoptivos, ayudando a construir al pueblo que les abrió las puertas. Una de estas figuras es, sin lugar a dudas, nuestro recordado y querido párroco Argentino Sabena.
Vayamos a la región de Piamonte, al occidente de Italia, rodeada por los Alpes y los Apeninos, una región de contrastes y belleza. A inicios del siglo XX, sus ciudades, como Turín, Asti o Alessandria, eran centros de cultura, arte e industria, donde se respiraba aires de erudición y progreso, contrastando con sus campos rurales, como los de Langhe o Monferrato, escenarios de una vida sencilla y tranquila, donde se cultivaban las mejores uvas y se producían exquisitos vinos. En esa tierra de matices nació Argentino Sabena.
El arte italiano y la fe cristiana marcaron su vida de infante y adolescente, impregnando su sensibilidad y visión del mundo. En sus paseos por Turín, podía admirar las maravillas del arte italiano que se manifestaban en la arquitectura y la escultura de la ciudad. Sus edificios, sus monumentos y sus fuentes le mostraban la riqueza y la diversidad de las diferentes épocas y estilos. Sus ojos se deleitaban con las formas, colores y detalles de la creatividad y genio humano. El joven Sabena pronto desarrolló un interés por el patrimonio artístico.
Siendo niño, visitó la Capilla de la Sábana, ubicada en la Catedral de Turín, intrigado por ver el rostro de Jesús. Pero para su sorpresa, el manto no estaba expuesto. No fue sino hasta 1933 cuando el sudario fue expuesto, ya que ese año la Iglesia celebraba el milésimo noningentésimo trigésimo tercero aniversario de la resurrección de Cristo. El joven Sabena se acercó con cierta timidez a la cúpula de cristal que lo separaba del lienzo más sagrado y misterioso del mundo, la tela que había envuelto el cuerpo de Jesús después de su crucifixión. Sabena se quedó fascinado por la imagen borrosa y tenue que se dibujaba en el tejido. Se arrodilló ante el sudario y rezó con fervor, sintiendo que estaba frente a una reliquia sagrada y única. Se preguntó cómo era posible que esa imagen se hubiera impreso en la Síndone, pensando que era una obra divina, prueba de la resurrección. El joven Sabena no encontró respuestas, pero sí una profunda emoción, sabiendo desde ese momento que su vida estaría consagrada a Dios. Décadas más tardes, Argentino Sabena describiría emocionado como contempló a aquel hombre sufriente, noble, de barba larga y corona de espinas. Con su narración, experimentaba de nuevo aquella mezcla de asombro, respeto y amor que sintió ese día que contempló al Sudario de Turín.
Con firme voluntad y profunda fe cristiana, el joven sacerdote partió de Piamonte hacia Venezuela, sin imaginar la gran empresa que iba a realizar.
El pbro. Argentino Sabena fue encargado de la Parroquia de la Inmaculada Concepción en El Recreo, Caracas, desde septiembre de 1951 hasta diciembre de 1952.
En febrero de 1953, fue designado párroco de Nuestra Señora de Copacabana en Guarenas, sucediendo al pbro. Santiago Manetti, realizando su trabajo espiritual en beneficio de la grey católica.
Se destacó como vicario foráneo en la creación de las distintas parroquias de Guarenas que hoy integran a la Diócesis de Guarenas.
Al padre Sabena se le recuerda por su constante empeño en ver modernizada la Iglesia de Nuestra Señora de Copacabana. Es así como en enero de 1954 dio inicio a un proyecto de remodelación artística y arquitectónica del templo, labor que emprendió junto a 22 distinguidos ciudadanos de Guarenas, quienes conformaron la Junta Pro Templo, logrando gran entusiasmo y motivación en la población para la recaudación de fondos.
El 21 de noviembre de 1957, durante la Solemnidad de Nuestra Señora de Copacabana, los guareneros contemplaron por primera vez aquella expresiva obra de grandes arquitectos y artistas italianos, quienes plasmaron en nuestro templo un marco de impresionante belleza. Su amor por el arte y la arquitectura, el cual había despertado en Piamonte durante su adolescencia, lo podía ahora compartir con toda la feligresía de Guarenas.
En ese mismo mes, creó el Boletín Parroquial Nuestra Señora de Copacabana, revista ilustrada de divulgación cristiana que tenía una circulación mensual y gratuita, de amena lectura, que circuló durante dos años, para un total de 23 ediciones.
En 1958, fundó y dirigió el Colegio Parroquial Jesús María Marrero, donde cumplió actividades enmarcadas dentro de su compartida vocación por la docencia.
El 23 de julio de 1965, se erige la Diócesis de Los Teques, siendo el padre Sabena ratificado como párroco de la capital del Distrito Plaza.
El padre Sabena hizo un esfuerzo invalorable para lograr la restauración del templo, debido a los daños ocasionados por el terremoto del 29 de julio de 1967, el cual afectó considerablemente a la población. Particularmente en el templo, notamos la pérdida de la cornisa frontal izquierda, así como algunas grietas en naves y fachada. Así mismo, ordenó el desarmado y resguardo en la Casa Parroquial del retablo de la Iglesia de la Candelaria, el cual peligraba debido a la fractura que sufrió el techo de caña amarga de ese templo.
En febrero de 1977, después de 24 años como párroco de Guarenas, fue enviado a ejercer el sacerdocio en la Parroquia Santiago Apóstol de La California Sur en Caracas, siendo sucedido en el cargo por el pbro. Mario Moronta. Y a partir de 1979, se encargó de la Parroquia Sagrada Familia en Propatria, donde también dirigió el colegio parroquial y realizó mejoras en el templo.
En Propatria se mantuvo hasta el final de su vida, falleciendo el 31 de diciembre de 1990. Sus restos fueron velados en la Funeraria Vallés de La Florida, siendo sepultado en el Cementerio del Este en Caracas.
El pbro. Argentino Sabena es parte de la memoria histórica de Guarenas.
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.