En las fechas cercanas que preceden a la celebración por la fundación de Guarenas, así como en los días subsiguientes, es común pensar en la historia de nuestro pueblo y, en especial, surge la inquietud del origen de este nombre, se nos hace interesante conocer a Guarenas y sus denominaciones.
Es por ello que cada año recibo diversos mensajes, en donde un elemento común se hace presente: ¿Qué significa Guarenas y de dónde proviene esta palabra?
En este sentido, la toponimia nos brinda una aproximación al origen y significado de los nombres de los lugares, mostrándonos que en la mayoría de los casos los nombres de los pueblos terminan siendo el resultado de decisiones e imposiciones, muchas veces anónimas u olvidadas en el tiempo. Otras veces, estos nombres se establecen por el uso y repetición, en donde la tradición oral se constituye como el argumento válido que proyecta en el tiempo estos topónimos.
La onomástica geográfica, como también se le denomina a la toponimia, persigue la catalogación y estudio de las palabras, es decir, su etimología, para dar cuenta de los usos sucesivos que se les ha dado a estas palabras que denominan a un sitio, pueblo o región.
Pero no nos confundamos, la toponimia no es solo un simple estudio etimológico de las palabras, sino que demanda buenos conocimientos de los dialectos y su fonética. Dicho sea de paso, pueden ser dialectos ya extintos, por lo cual las evidencias históricas de su uso estarán solo en papel o directamente inexistentes.
Muchos topónimos derivan del nombre de grupos étnicos y es aquí donde destacan los exónimos, que son la forma con la cual un grupo de individuos que hablan un idioma específico asignan nombre a un lugar que está ocupado por otro grupo de individuos que hablan un idioma diferente.
Y con esto me refiero a que “Guarenas” es un exónimo, pues este lugar es llamado de esta forma porque los hispanoparlantes del siglo XVII así lo hicieron como denominación a la tribu que habitaba estos parajes. Es lo que hemos aceptado históricamente en el colectivo guarenero, gentilicio derivado precisamente de ese exónimo.
La historia nos demuestra que los grupos étnicos minoritarios o con menor poder, terminan convirtiéndose en exónimos asignados arbitrariamente por algún grupo vecino de mayor población, de mayor poder y de mayor institución cultural.
Sin embargo, en los documentos oficiales de la legislación canónica de Guarenas del siglo XVII, si bien se menciona a los indios bautizados, no se les atribuye ningún grupo étnico o se los señala como pertenecientes a alguna tribu. No obstante, el topónimo “las Guarenas”, lo hallamos como parte del nombre del pueblo en una gran cantidad de estos documentos.
En el topónimo “las Guarenas”, el artículo determinado femenino plural “las” es de gran relevancia, pues resalta el sentido exónimo de esta denominación que le dieron a estos parajes los antiguos hispanoparlantes, de nuevo y según lo aceptado, identificando a una tribu indígena, a diferencia de la forma sin artículo “Guarenas” que identifica al pueblo en la actualidad.
Pero más interesante aún es la denominación “Nuestra Señora de Copacabana de los Guarenas”, en donde se combinan tres aspectos: El hispánico, el religioso y el indígena. Por una parte, vemos la denominación del pueblo en lengua castellana; por otra parte, apreciamos el nombre de la virgen a la cual fue consagrado el pueblo; y por último, destaca la tribu indígena que se asignó como exónimo del lugar.
Y no hay que perder de vista otras denominaciones que hallamos en los documentos eclesiásticos: “Pueblo”, “valle” y “villa”, ya que representan un dato valioso para denotar que ocurrieron cambios en Guarenas, bien sea en su aspecto poblacional, geográfico o de infraestructura. En este sentido, la documentación evidencia en tiempos históricos diferentes las denominaciones “Valle de las Guarenas”, “Villa de las Guarenas” y “Pueblo de las Guarenas”.
Siempre he dicho que todo enunciado referente a la historia debe estar sustentado, bien sea por relatos en primera persona, material fotográfico o documentos certificados. Obviamente, también la tradición oral es parte del sustento histórico, sobre todo cuando esa tradición oral proviene del centenar de años o más. Ahora bien, en mi opinión, una tradición oral de fecha reciente tiende a tener menos peso histórico.
Mucha de la documentación histórica oficial de Venezuela se perdió durante la gesta independentista, producto del saqueo y la destrucción cometida en muchas ocasiones por los patriotas sobre las instituciones oficiales del momento.
Buena parte de la documentación histórica venezolana se mantiene en la actualidad gracias a su destino de ultramar, encontrándose preservada en museos europeos. Ejemplo de ello, son las cartas y documentos que la Provincia de Venezuela enviaba al Reino de España.
Pero en los archivos históricos de la iglesia se conservan muchos documentos que dan cuenta de la situación social y política de la Venezuela de los siglos XVII, XVIII y XIX, en especial en el Archivo Arquidiocesano de Caracas, así como por supuesto en el Archivo Parroquial de Guarenas.
Dicho todo esto, enfoquémonos en Guarenas y sus denominaciones.
En las fe de bautismos que reposan en el Archivo Parroquial de Guarenas, pertenecientes al primer tercio del siglo XVII y cercanas al año que aceptamos fue fundado el pueblo, se constata que no se usa como denominación del lugar el término “pueblo”. Tampoco se hace referencia al nombre “Guarenas”, ni ningún otro fonéticamente parecido. Es decir, no se menciona el nombre del pueblo que suponemos ya había sido fundado.
De nuevo, esto representa un aspecto resaltante en la denominación de lugar, ya que podría indicar que el espacio geográfico, demografía e infraestructura de ese momento no permitía designar al lugar como pueblo.
En estas fe de bautismo del primer tercio del siglo XVII, solo se procede a establecer la fecha del sacramento, los datos del párvulo bautizado, su madre, su padre si es hijo legítimo, su capitán encomendero propietario o hacendado propietario si se trataba de un niño nacido esclavo y sus padrinos.
Esta ausencia de la palabra “pueblo” se constata en todas las fe de bautismo firmadas por el cura interino Fray Baltasar de la Motta en el año 1660.
Así mismo y durante los años 1660 y 1661, el cura interino Fray Gaspar de Los Reyes firmó todas las fe de bautismo haciendo referencia del lugar como “valle” y no como “pueblo”. Tampoco usa el nombre “Guarenas” u otro similar.
Resulta interesante constatar que el primer topónimo documentado como “Pueblo de las Guarenas” se encuentra en una fe de bautismo del 30 de diciembre de 1662, firmada por Don Gerónimo Riveros.
Llama además la atención que el término “cura doctrinero” comienza a observarse precisamente en esta fe de bautismo firmada por Don Gerónimo Riveros en 1662.
Sabemos que la figura vigilante del cura doctrinero se estableció como garantía para los indígenas ante el atropello de los encomenderos, así como para el ejercicio de evangelización. Sin embargo, no se constata en estos documentos la presencia en Guarenas de curas doctrineros antes de 1662.
Estos antecedentes denotan un cambio importante en la denominación y constitución del lugar, pues se sustituye el término “valle” por el de “pueblo”, además de asignarle el exónimo “las Guarenas”, resaltando también que se pasa de un cura interino a un cura doctrinero. Estos tres aspectos se conjugan a más de cuatro décadas después de la fecha aceptada de la fundación del pueblo.
Esta denominación de “Pueblo de las Guarenas” se continúa observando entre 1663 y 1684, tanto en las actas de defunción como en los libros de bautismos para blancos, negros, indios, pardos y mulatos. No se observa en esos documentos eclesiásticos ninguna forma fonética u ortográfica diferente para “las Guarenas”. Para esos años, el cura propietario fue Don Lorenzo De Zurita.
El siguiente hito histórico lo encontramos en una fe de bautismo fechada el domingo 18 de junio de 1684, donde precisamente el presbítero Don Lorenzo De Zurita emplea por primera vez el topónimo “Pueblo de Nuestra Señora de Copa Cavana de los Guarenas”.
Este es un dato muy relevante en la investigación, si tomamos en cuenta lo siguiente:
1.- En la peana de la imagen de la Virgen de Copacabana está inscrito el año 1626.
2.- La evidencia más antigua que se tiene de la existencia de esta imagen en la Iglesia de Guarenas data del año 1640, según inventario de objetos litúrgicos que reposa en el Archivo Arquidiocesano de Caracas.
3.- El documento escrito que se tiene de la fiesta patronal más antigua en Guarenas data del 28 de diciembre de 1664. Como dato adicional, no fue sino hasta el año 1700 cuando la Solemnidad de Nuestra Señora de Copacabana se cambió al 21 de noviembre para hacerla coincidir con el aniversario de la Cofradía de la Copacabana.
Sin embargo, el topónimo “Pueblo de Nuestra Señora de Copa Cavana de los Guarenas” es usado a partir del último cuarto del siglo XVII. Se establece otro hecho importante, pues antes de 1685 no se detecta en ninguna fe de bautismo la consagración del pueblo a esta advocación mariana, al menos no en el nombre del pueblo.
¿En qué momento se deja de usar el exónimo “los Guarenas” y se comienza a usar solo el nombre “Guarenas”?
El artículo determinado plural “los” empieza a estar ausente a partir del año 1760, tal como se lee en las fe de bautismos firmadas por el cura Don Joseph Antonio Sabino Gómez, quien escribe “Pueblo de Nra Sra de Copacabana de Guarenas”.
Cuatro años después y apartándonos de los documentos oficiales de la Iglesia, encontramos un documento de la Provincia de Venezuela fechado el 9 de agosto de 1764, firmado por Don Juan Melchor Caraballo y el Capitán Don Pedro Joseph Díaz de Estrada. Se trata de una carta oficial que ellos envían al señor corregidor Don Roque Pérez, quien también era teniente de justicia mayor, preceptor, cabo de guerra y principal juez de comisos. En esta misiva escriben: “Razón individual de los trapiches que están situados en la Jurisdicción del Valle de Guarenas”.
Aquí seguimos encontrando al nombre del pueblo con la ortografía acostumbrada y de nuevo sin el artículo “las”; pero además se introduce el término “jurisdicción”, denotando a un pueblo en donde se ejerce la autoridad y se aplican leyes.
Finalmente, el nombre del pueblo es despojado de su componente religioso en el año 1849, llamándose simplemente Guarenas, tal como se aprecia en las fe de bautismo firmadas por el presbítero interino Santiago Giménez.
Reitero que estas evidencias en cuanto a las diferentes denominaciones que ha tenido el pueblo de Guarenas están contenidas en documentos eclesiásticos, así como en documentos oficiales de la Venezuela provincial y luego como capitanía general.
La visión de la gobernanza territorial no siempre coincide con las aspiraciones y sentimientos locales, imponiéndose con mucha frecuencia criterios centralistas. Esto es especialmente observable cuando se asignan o cambian nombres de lugares, calles o esquinas que por uso y costumbre respondían a topónimos geográficos o a conductas sociales del lugar.
El nombre Guarenas engloba en esa sola palabra el sentimiento profundo de quienes por alguna razón histórica decidieron llamar al pueblo de esa manera, y de quienes seguimos llamándolo así y no de otra forma.
La identidad local y la consciencia cultural se reafirma, entre otras cosas, mediante el nombre del pueblo, pues dentro del lenguaje son obviamente las palabras las que definen nuestra realidad.
Fotografías relacionadas:
Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.