En la Llanada de Guarenas se encuentra un espacio en donde sus moradores han disfrutado por más de un siglo de una inigualable tranquilidad. Este lugar tiene una hermosa y sencilla plaza, resguardada por la icónica Iglesia de la Candelaria de Guarenas.
A inicios del siglo XIX, Guarenas contaba con la presencia de inmigrantes canarios, quienes hicieron vida en esta noble tierra, brindado su trabajo en la construcción del pueblo, y afianzando su fervor hacia esta advocación mariana.
La tradición oral nos dice que la construcción del templo de La Candelaria se basó inicialmente en la fe y esfuerzo de estos canarios, que paulatinamente lograron el apoyo de los guareneros, quienes también deseaban una iglesia en la parte baja del pueblo.
Es posible que para el segundo tercio del siglo XIX se haya iniciado su construcción. Sin embargo, cuando el Maestro Antonio María Piñate fungió como Secretario del Despacho Parroquial, tuve la oportunidad de leer una acta contenida en un libro de gobierno de la Iglesia Nuestra Señora de Copacabana. Ahí reposa la evidencia cierta, donde está asentada la visita pastoral de Monseñor José Antonio Ponte, Arzobispo de Caracas, quien en 1877 visitó la iglesia en construcción, expresando: «El parroquiano disfrutará de esta magna obra”.
Diez años después, en 1887, cuando la Arquidiócesis de Caracas era gobernada por Monseñor Críspulo Uzcátegui, el templo se encontraba edificado en su totalidad, teniendo un solo ventanal y las campanas en uno de sus aleros.
En la madrugada del 29 de octubre de 1900, muy extrañamente sus campanas comenzaron a repicar y por primera vez no lo hacían como recordatorio de misa. El pueblo se despertaría con un estruendo que emergía del suelo. Ese terrible terremoto causó daños en el techo de la iglesia, dejándose incluso caer una de las campanas. Por ello, se hizo su reparación y la reubicación de las campanas en nuevos ventanales dentro de la estructura del coro. Por más 6 décadas las campanas serían un recordatorio de fe.
Y de nuevo, la naturaleza se dejaría sentir en Guarenas con el terremoto del 29 de julio de 1967. Esa noche, la estructura del templo resultó seriamente afectada, lo cual obligó a su cierre preventivo. Se dejarían de escuchar las campanas por mucho tiempo, pero aún así los fieles seguirían asistiendo cada año al inicio de la procesión del Nazareno de Guarenas.
Fue a inicio de la década de 1980, durante el gobierno de Luis Herrera Campíns, cuando se hizo la restauración y ampliación del templo, conjuntamente con un ornamento de lajas para la plaza y el cierre de las calles circundantes, las cuales fueron cubiertas con piedras, obras que fueron culminadas en julio de 1980. Era una deuda histórica que el Estado tenía con este templo que había sido declarado monumento histórico nacional el 29 de octubre de 1960, según decreto 1079 en Gaceta Oficial 26156.
Este proyecto contó con el esfuerzo de Monseñor Mario Moronta, párroco de Guarenas para la época, junto a Lino Bravo, Juan Lovera, Sixto Guevara, Juan González, Pedro Tovar, Zoraida de Caraballo y Santa de Urbina, quienes acudieron al Prefecto de Guarenas Elio Pulido, al Presidente del Concejo Municipal Aníbal Jesús (Tito) Cardozo y al Gobernador del Estado Miranda Doctor Rafael Briceño Unda, logrando doblegar al modernismo detractor de pico y martillo que quería demoler a tan emblemático templo colonial a través de decretos o permisos gubernamentales.
De esta manera se preservaba este patrimonio histórico y se le devolvía su frescura y tranquilidad de épocas anteriores. Las campanas comenzarían a repicar de nuevo, sustituyendo la añoranza de los guareneros por una inmensa alegría. Las imágenes del Nazareno y el Santo Sepulcro permanecerían en este recinto sagrado.
En la Iglesia de La Candelaria reposa un retablo de estilo barroco, cuya última modificación data de finales del siglo XVIII, según año 1780 inscrito en un madero interno de su base. Es una obra de arte de incalculable valor con variadas pilastras, amorcillos, orlas y ornamentos, tallado en cedro amargo y con un fino laminado de oro. Todo el conjunto está coronado por un ático.
En la primera repisa del retablo se encuentra la imagen de la Virgen de La Candelaria, la cual fue donada a mediados de la década de 1950 por Flor María Chalbaud, esposa de Marcos Pérez Jiménez. Hasta ese momento, el retablo había albergado una imagen diferente de la Virgen.
En la segunda repisa vemos una talla de San José, elaborada a finales del siglo XIX por el guarenero José María Aguilera. Varias décadas después le fue colocado en brazos un Niño Jesús, elaborado muy probablemente por el Taller de Artes Cristianas Distribució Art Olot, ubicado en Girona, España
Por más de un siglo, los feligreses han admirado su sagrario, cuidándolo con esmero y recelo.
Otra tradición oral que acompaña a la Iglesia de La Candelaria está relacionada con la procedencia de su retablo. Se ha sugerido que estuvo ubicado en la Capilla del Rosario de la Iglesia Conventual de San Jacinto en Caracas, la cual fue demolida en 1874 durante la presidencia de Antonio Guzmán Blanco.
Pero algo mucho más resaltante fue lo observado durante la restauración de la iglesia a inicios de la década de 1980, tiempo en el cual el retablo fue retirado de su resguardo en la Casa Parroquial para ser reensamblado.
En ese momento se constató que el retablo estaba integrado a piezas de otros retablos que probablemente provenían de las capillas del Santísimo Jesús y de la Tercera Orden de los Dominicos del mismo Convento de San Jacinto.
Durante su reensamblaje, se pudo notar que las pilastras del retablo no coinciden en estilo y ubicación con las pilastras del banco y sotabanco. Unas son de estilo piramidal invertido y las otras son de forma rectangular. Además, el baño de oro en ambos componentes presenta una tonalidad diferente.
Las orlas izquierda y derecha son de mayor altura que el banco, notándose claramente que rebasan la línea base del retablo. Esto indicaría que posiblemente estas orlas adornaban a otro retablo.
Así mismo, los segmentos planos y cuadrados que hoy en día están cubiertos en color rojo y que acompañan a las pilastras del banco, poseen un marco con tallado diferente al resto del conjunto.
Durante la instalación del retablo a finales del siglo XIX, se agregó el banco y sotabanco para brindarle mayor altura, ocupando así el espacio del presbiterio. Esto cobra mayor sentido si se considera que la Capilla del Rosario que existió en una de las naves del Convento de San Jacinto era de baja altura, por lo cual solo pudo albergar al retablo principal que hoy conocemos.
Es así como la Iglesia de la Candelaria de Guarenas alberga este invaluable retablo que está acompañado de otros fragmentos de la historia artesanal del barroco venezolano.
La Iglesia de la Candelaria es un monumento histórico nacional, patrimonio artístico y orgullo del pueblo de Guarenas.
Video: Historia de la Iglesia La Candelaria
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.