Para finales del siglo XIX, aún existían en Guarenas las juntas de caridad, integradas por un médico, un boticario y el sacerdote. Ésta era la forma en que se atendía la salud de la población y Concepción Alvarado, la partera de Guarenas, tuvo una participación importante
El médico contaba con escasos y rudimentarios instrumentos para evaluar los síntomas y emitir su diagnóstico. Por su parte, el boticario estaba atento a las indicaciones del médico para luego proceder a preparar sus fórmulas magistrales con esencias químicas y naturales. Entre tanto, la presencia del sacerdote era indispensable para transmitir tranquilidad y ayuda espiritual a la persona convaleciente.
Guarenas contaba con un Hospital de Caridad, que por su reducido espacio solo permitía atender a un bajo número de pobladores. Por ello, la atención médica era realizada principalmente en la casa del convaleciente.
Era época de recientes desarrollos, como las vacunas contra el cólera y la rabia, así como la invención de la medicina más famosa para ese momento: La aspirina.
Aún así, no era de extrañar que los pueblerinos acudieran a la yerbatería en procura de sanar sus dolencias y malestares.
Eran tiempos del “ruibarbo” para tratar el estreñimiento y la inflamación, o del “opio” como analgésico y tranquilizante. Era común el uso del “jengibre” para calmar cólicos y náuseas, así como la “belladona” para apaciguar las úlceras. También se recetaban peligrosas infusiones de “acónito” para aliviar los dolores.
El 29 de octubre de 1900, Guarenas recibió el impacto de un desastroso terremoto que dejó tristes huellas en la población. Aquel Hospital de Caridad de Guarenas quedó en ruinas.
Los cuidados médicos en Guarenas seguirían siendo realizados a domicilio gracias a la ayuda de numerosas personas que se fueron sumando a esta noble tarea.
Una de esas personas es nuestra inolvidable Concepción Alvarado, a quien todos llamaban “Misia Concha” con especial cariño.
Concha Alvarado nació en Petare el 8 de diciembre de 1888, en un año de agitación nacional después del tercer gobierno de Antonio Guzmán Blanco y la elección de Juan Pablo Rojas por el Consejo Federal como Presidente de los Estados Unidos de Venezuela.
Su niñez transcurrió a través de las turbulencias ocasionadas por la Revolución Liberal Restauradora de Cipriano Castro en 1899, así como por la guerra civil de caudillos liderada por Manuel Antonio Matos en su Revolución Libertadora de 1901.
Justo después de cumplir sus 20 años de edad, a Concha le tocaría vivir otra aciaga etapa de Venezuela, cuando en diciembre de 1908 Juan Vicente Gómez derroca a Cipriano Castro, sumergiendo al país en una tiranía por casi tres décadas.
En 1927 y contando con 39 años, Concha Alvarado llega a Guarenas junto a sus hijos René, Luis, César, Dora, Josefina, María Magdalena y Concepción, así como con su madre Eloísa.
Ella se ofrece como costurera de trajes y liqui liquis, teniendo mucho éxito con su distinguida clientela de la alta sociedad de Guarenas.
El 13 de abril de 1929, Concha Alvarado logra establecerse definitivamente en la población, al comprar una casa que era propiedad del Señor Antonio Gutiérrez por una suma de 1.600 bolívares, la cual estaba identificada con el número 5 de la calle Rehabilitación en la Llanadita del Pueblo Arriba.
Pero su verdadero aporte para la Guarenas de antaño aún no estaba escrito, siendo su etapa como costurera solo la alborada de una vida de ayuda hacia los demás.
A inicios de la década de 1930, una guarenera estaba en un trabajo de parto muy complicado y para ese momento no había partera que atendiera su delicada situación.
Resulta que Concha Alvarado tenía experiencia en la asistencia de partos, por lo cual le pidieron su ayuda diciéndole: “Concha, el niño viene de pie!”.
Concha posicionó al bebé dentro del útero y permitió un parto satisfactorio.
A partir de aquel momento, Concha empezó a ser solicitada por las parturientas de Guarenas, quienes confiaban plenamente en su experiencia.
Las honorables damas del pueblo comenzaron a contratarla para sus labores de parto. Muchas familias de aquella Guarenas de antaño encomendaron a Concha el nacimiento de sus hijos: Gonzáles, García, Rodriguez, Cabrera, Orta, Cardozo, Núñez, León, Plaza, Toro, Sánchez, Gutiérrez, López, Aponte, Vera, Castillo, Chacón, Bolívar, entre otros.
Ya estando en el poder Eleazar López Contreras, se crea en 1936 el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, dándose mucha importancia a la higiene pública rural. Es así como ese mismo año comienza a funcionar el Hospital de Guarenas, ubicado en la esquina de la calle Bolívar con calle Colón del Pueblo Arriba, finalizando así un período de 36 años sin instalaciones hospitalarias en el pueblo.
El insigne médico guarenero Francisco Rafael García, le ofrece a Concha Alvarado un puesto como su asistente para trabajar en este nuevo hospital que lleva su epónimo. Eran nuevos tiempos llenos de oportunidades; atrás quedaban los años del tormento gomecista.
En estas nuevas instalaciones, Concha compartiría labores con recordados médicos de Guarenas, como lo fueron Omaña, Cordido, Canelón, Azopardo, Soteldo, entre otros.
Posteriormente, Concha se encargaría del Economato de Enfermería, Cocina, Camareras, Chofer, Mandaderos y Limpieza.
Durante sus gestiones bajo ese cargo, Concha estableció el servicio de “habitación privada” para las señoras con mayores recursos, logrando así aumentar los ingresos del hospital con la asistencia de partos en recinto privado. Con esta implementación, Concha obtuvo los recursos necesarios para la compra de equipos de oxígeno e incubadora para el hospital.
Entre sus anécdotas, Concha tuvo el privilegio de asistir algunos partos de sus hijas, e incluso asistió el trabajo de parto de dos de sus nietas
También Misia Concha narraba de manera risueña que el niño más grande que ayudó a traer al mundo fue Evencio González Patiño, quien pesó poco más de 5 kilogramos.
Igualmente recordaba cuando en el año 1943 la vino a buscar a Guarenas el Señor Emilio León para que asistiera el parto de su esposa en el Hatillo, ya que en nadie más confiaban para tan delicada labor, ayudando así a traer al mundo al niño Jesús María León.
Además, Concha era una excelente costurera y cocinera; ágil con los números y prudente en su hablar. Disfrutaba de la lectura y siempre mantenía una buena compostura.
En 1945, fallece su madre Eloísa a la edad de 104 años.
Para la década de 1950, Concha Alvarado se retira del Hospital.
Un dato curioso es que debido al aumento de la población en Guarenas, su cargo tuvo que ser cubierto por tres personas: Una para el economato, una para enfermería y otra para el personal.
Ya en retiro y una semana antes de cumplir sus 64 años, Concha sería testigo del inicio de otra etapa dictatorial en Venezuela, bajo el poder de Marcos Pérez Jiménez entre 1952 y 1958.
Concepción Alvarado, la partera de guarenas, murió el 8 de enero de 1963 en Los Chorros, Municipio Sucre.
Fue una madre excepcional, de profunda fe cristiana, solidaria con los más necesitados y de absoluta convicción democrática.
Una ciudadana de gran valor para Guarenas, en una época en donde el trabajo y el mérito eran principalmente reconocidos a los hombres.
Concha Alvarado es parte de la memoria histórica de Guarenas.
Especial agradecimiento a las familias Alvarado, Pereira y Falciatore, nietas y bisnietas de Misia Concha Alvarado.
Video: Concepción Alvarado. Misia Concha, la Partera de Guarenas
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.