En la década de 1940, Armando Urbina, hijo ilustre de Guarenas y creador de la escultura «Canto a la Agricultura», estudió modelado y vaciado en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas. Misma escuela que en 1958 adquirió el nombre de “Cristóbal Rojas”.
En ella, Armando adquirió técnicas de reproducción compleja, junto al estudio exhaustivo de la forma y el volumen, comenzando así a realizar hermosas piezas de escultura.
Para la década de 1950, Armando Urbina había realizado con gran maestría modelados y vaciados de hermosas tanagras, con un impresionante nivel de detalle.
Aquellas estatuillas de terracota de la ciudad de Tanagra, en la Grecia Occidental del siglo IV antes de la era común, eran modestas pero de gran encanto, representando muy de cerca la vida cotidiana de la región histórica de Beocia, por lo que hoy en día conmueven aún más que las grandes esculturas realizadas en mármol.
Armando Urbina logró traer al siglo XX esta técnica escultórica olvidada, plasmando en figura y volumen las creencias religiosas del venezolano, con sublime realismo y perfección. Su técnica le brindó a esta expresión artística antigua una nueva dimensión, por lo cual se le confirió el título de “Primer Tanagrista de América”.
El 21 de noviembre de 1952, día de Nuestra Señora de La Copacabana, Armando Urbina fue condecorado y declarado Hijo Ilustre de Guarenas.
En retribución a este reconocimiento y dando muestra de ser un artista que iba más allá de sus tanagras, Armando Urbina regaló a Guarenas su escultura “Canto a la Agricultura”.
Esta obra invaluable representa a aquella Guarenas agrícola de tierras fértiles para la caña de azúcar, el café y el aguacate, llena de jornaleros que se adentraban en los cañaverales.
Armando Urbina nos presenta en esta escultura a una pareja de mestizos, uno a espaldas del otro.
El hombre, representando a aquella fuerza de trabajo del jornalero guarenero, escardilla en mano y llevando consigo un saco de los frutos de esta noble tierra.
La mujer, desnuda como la madre tierra, sostiene en su mano una vara de caña dulce, símbolo de la otrora Guarenas agrícola.
Sus brazos están entrelazados como alegoría de la unión entre el hombre y la tierra, armonizando y protegiéndose uno al otro.
Ambos están de pie sobre ese suelo fértil que nos brinda granos y frutas.
“Canto a la Agricultura” es aquella fuente de inspiración y lucha de Don Armando Urbina, quien de esa manera expresaba la necesidad imperiosa de proteger nuestro suelo, de conservar nuestras raíces, de conocer de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Esta escultura le hacía frente al ineludible cambio que se avecinaba en aquella Guarenas agrícola de la década de 1950, cuyo suelo estaba siendo profanado en nombre del modernismo.
“Canto a la Agricultura” es una obra que debe ser preservada, dándose a conocer con orgullo y sentido de pertenencia.
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.