Cada pueblo tiene su centro, como un corazón que comienza a palpitar desde su fundación. Desde ahí parten sus venas y arterias, representadas por calles que se van ramificando en callejones. Guarenas se erigió desde su parte alta, la cual conocemos como Pueblo Arriba. En ese sector se constituyó al poco tiempo su calle prima, y luego las calles principales del pueblo.
La existencia de las calles se justifica por las casas construidas en hilera unas frente a otras, conformando ese espacio que además representa el límite de cada propiedad.
La vida de un pueblo se ve transitar por sus calles, con su actividad, su prisa, sus angustias, encontrando esquinas para el descanso y la tertulia.
A veces estas calles se abren, dejando espacio para la vegetación y algunos bancos, en donde se encuentra el reposo y la calma.
Algunas son muy concurridas, otras muy solitarias que inspiran temor.
Con el tiempo, a estas calles se les eliminó el polvo, para dar paso al granzón, al cemento y al asfalto, borrando así las huellas de los pueblerinos.
Otras calles se ensancharon para ser convertidas en avenidas, reemplazando las viejas casonas por edificios que responden a nuevas necesidades.
Los nombres de las calles dicen mucho sobre la historia y cultura de los pueblos. Algunas veces conmemoran personalidades, otras veces recuerdan eventos o fechas importantes, siendo hasta cierto punto un manifiesto sobre los valores culturales, sociales y políticos de los pueblos.
Desde el momento de su fundación, la estructura urbana de la otrora Guarenas fue de modelo concéntrico, estando su punto central ubicado en la parte alta de la población, en donde se estableció su Iglesia y plaza mayor, así como tiempo después la Casa Parroquial.
En 1905, durante la presidencia de Cipriano Castro, se hizo la inauguración de la Plaza Bolívar de Guarenas y su Casa de Gobierno, así como la reinauguración de la Iglesia Nuestra Señora de Copacabana. Estas estructuras habían sido seriamente afectadas por el terremoto del 29 de octubre de 1900.
Ahora Guarenas emulaba a la ciudad capital, teniendo su propia Plaza Bolívar. Esto significó alegría y orgullo para los guareneros, pues para la época contar con una Plaza Bolívar era sinónimo de pueblo próspero y moderno.
Serían cuatro las calles principales y más importantes de aquella Guarenas, las cuales establecían una circunvalación a la Plaza Bolívar, en pleno centro religioso, social y político del pueblo.
La calle prima de Guarenas llevaría el nombre de Simón Bolívar como homenaje al Padre de la Patria. Siendo la calle más importante para la época, se le dio sentido sur, recorriendo longitudinalmente y de forma ascendente al Pueblo Arriba por el lateral oeste de la Plaza. Hoy en día, la calle Bolívar tiene sentido norte.
La segunda calle en importancia tomaría el nombre del prócer Ambrosio Plaza, quien identificaba al Distrito (hoy Municipio). Así se homenajeaba a este héroe que derramó su sangre por la independencia de Venezuela en la Batalla de Carabobo. La calle Ambrosio Plaza, segunda en importancia y paralela a la calle Bolívar, tenía sentido norte permitiendo descender desde El Calvario hasta el lateral este de la Plaza. Hoy en día tiene sentido sur.
La tercera y más notoria calle comenzaba desde la calle Bolívar, bordeando también a la plaza por su entonces lateral sur, pasando frente a la Casa de Gobierno, avanzando por el lateral sur de la Iglesia y frente a la Casa Parroquial, para continuar su descenso hacia La Llanada de Guarenas, recorriendo así a todo el pueblo, para conectar finalmente con la Carretera Nacional en el sector Monzón.
Por su longitud e importancia, este gran sendero de 1,1 Km fue bautizado como la calle Real. Mucho tiempo después sería nombrada calle Comercio.
Las evidencias fotográficas muestran que inicialmente la calle Real fue usada en sentido oeste, conservando hoy en día el sentido este.
En diferentes remodelaciones la calle Real cedió sus espacios a la Plaza Bolívar, frente a la hoy Casa de la Cultura Antonio María Piñate y el entonces Concejo Municipal del Distrito Plaza (hoy Alcaldía del Municipio Plaza).
La calle Real también cedió sus espacios para convertirse en el Boulevard Antonio María Piñate al lado de la Catedral Nuestra Señora de Copacabana y frente a la Casa Parroquial, así como el área superior que antecede a la Plaza Régulo Fránquiz detrás de la Catedral.
Quedaría entonces como remanente la calle que conocemos como Bajada Carabobo, estando ahora el punto inicial de la calle Comercio en el empalme de las calles Cedeño y Soublette.
Con el pasar de los años se adoptaría el uso de su nuevo nombre, pero en algunas ocasiones los guareneros la mencionan con añoranza como la calle Real de Guarenas.
La cuarta calle en importancia para la Guarenas de antaño bordeaba el frente de la Plaza, pasaba por el lateral norte de la Iglesia, descendía a la Llanada a través de la colorida Bajada de Los Almendrones para finalmente empalmar con la calle Real.
Esta calle tenía la particularidad de estar conectada en la Esquina de La Calzada con todo el tránsito de la Carretera Nacional, por lo cual llegó también a tener sentido oeste para subir desde La Llanada hacia el Pueblo Arriba.
En la década de 1930, se propuso bautizar esta calle con el nombre del fundador del pueblo: Reverendo Gabriel de Mendoza, rindiendo así homenaje a quien fuera el encargado de los asuntos eclesiásticos para la fundación de este pueblo de indios.
De esta manera el corazón de Guarenas rendiría tributo con sus calles principales al Libertador Simón Bolívar, al prócer independentista Ambrosio Plaza y al fundador del pueblo Gabriel de Mendoza.
Sin embargo, el nombre de esta cuarta calle tuvo una historia muy particular y terminó adoptando un nombre distinto al propuesto.
Tras la muerte de Juan Vicente Gómez, el 17 de diciembre de 1935, los movimientos antigomecistas no se hicieron esperar. En la sociedad venezolana reinaba el deseo y la necesidad de enterrar una tiranía de casi tres décadas.
Es así como en 1936, el jefe civil del Distrito Plaza, Miguel Felipe Chapellín, propone ante la Cámara Municipal cambiar el nombre de los espacios que están detrás de la Iglesia Nuestra Señora de Copacabana, hoy Catedral.
La propuesta fue cambiar el nombre de “Alameda Ambrosio Plaza” por el nombre de la “Plaza Régulo Fránquiz”, clérigo que había muerto en La Rotunda bajo la tiranía de Gómez.
Así mismo, se asignaría el nombre “Régulo Fránquiz” a la cuarta calle en importancia del pueblo arriba.
Ambas propuestas fueron aprobadas en 1936 por la Cámara presidida por Pedro José Sánchez y publicadas en dos boletines oficiales de ese año.
Estos decretos no fueron bien vistos por la Iglesia y gran parte de la sociedad guarenera, dada la vida fuera de los cánones eclesiásticos que demostró el Pbro. Régulo Fránquiz. Los sermones en Guarenas del Padre Rafael Antonio García estuvieron muchas veces cargados de duras críticas hacia estos decretos. Para aquella sociedad guarenera, era más acertado nombrar la calle y plaza como Pbro. Gabriel de Mendoza.
Incluso, cuatro años más tarde en 1940, se suscitó de nuevo esta polémica, aunque en menor medida, cuando en la Cámara presidida por Germán Flores se acordó la simple colocación en el salón de sesiones del Concejo Municipal del Distrito Plaza de un retrato a creyón del Pbro. Régulo Fránquiz.
La vida del Pbro. Régulo Fránquiz está llena de interesantes matices. Fue objeto tanto de admiración como de repudio. Pero eso es material para otra publicación.
Cabe destacar que Pedro José Gutiérrez de Lugo, quien fuera el juez poblador que llevó a cabo los trámites civiles para la fundación de Guarenas, nunca ha sido nominado para identificar algún bien público de la población.
Con los años, otras calles de Guarenas irían cobrando gran importancia en el desarrollo habitacional, económico y vial de la población, recibiendo nombres que homenajean a próceres y personalidades, así como recordando fechas patrias.
Los nombres de las calles de Guarenas también forman parte de su memoria histórica.
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.