El Primer Carro en Guarenas

En 1834, durante la presidencia de José Antonio Páez, se proyectó la rectificación del sendero a Guarenas para transformarlo en un camino carretero, según las recomendaciones del informe entregado por Juan Manuel Cagigal, ejecutándose el primer tramo de la Carretera del Este entre Caracas y el pueblo de Petare. El «Caminito de Guarenas» con el pasar de las décadas permitiría la visita del primer carro a Guarenas.

Cuatro décadas más tarde, el 10 de mayo de 1874, siendo presidente Antonio Guzmán Blanco, se inauguró la Carretera del Este en su tramo Petare-Guarenas.

Por primera vez, los guareneros transitaron por el “Caminito de Guarenas” gracias al servicio de carretas a caballo que establecieron los señores Francisco González Arocha y José María Cruz.

Y pasarían de nuevo otras cuatro décadas, cuando en 1914 durante el gobierno de Juan Vicente Gómez se culminó el aplanado y pavimentado de los 28 Kms que conformarían la nueva Carretera del Este, siendo ahora el “Caminito de Guarenas” un sendero de pavimento rudimentario conformado por piedra triturada y arena prensada con rodillos compresores.

Poco tiempo después llegó el primer carro a Guarenas. Aquel pueblo agrícola de la primera mitad del siglo XX recibía al modernismo proveniente de la Capital.

De este hecho conocemos algunas anécdotas gracias al relato oral de sus testigos.

Uno de esos testigos fue el Señor Pedro Abelardo García Chapellín (29/04/1905-28/02/1965), quien presenció en 1915 la llegada del primer carro a Guarenas, y cuyo relato presento a continuación.

El día anunciado para la llegada del primer carro a Guarenas mucha gente, en su mayoría niños, lo esperaban en la esquina de La Calzada del Pueblo Arriba (calle Régulo Fránquiz con José Félix Ribas).

La esquina de La Calzada era un punto neurálgico de la población, pues justo ahí era el sitio de llegada de todo el transporte de mercadería desde y hacia Guarenas.

Por ese sitio se veían transitar aquellas carretas con cántaros cargados de leche recién ordeñada, papelón, cuero y otros enseres.

Esquina de La Calzada, calle José Félix Ribas con calle Régulo Fránquiz, Guarenas, año 1978.
Esquina de La Calzada, calle José Félix Ribas con calle Régulo Fránquiz, Guarenas, año 1978.

El niño Pedro Abelardo, con la emoción e impaciencia propia de su corta edad, fue un poco más allá, llegando hasta Tocorón para recibir a tan inusual visita junto a sus amigos de infancia.

El tiempo en la Guarenas de antaño transcurría lento, por lo cual la impaciencia de los chiquillos aumentaba.

De pronto, comenzaron a escuchar un ruido que no les era familiar, el cual se iba haciendo cada vez más fuerte. Era el motor del carro que se iba acercando.

Cuando ya estaba muy cerca el auto y el ruido era ensordecedor, ellos se asustaron tanto que corrieron despavoridos hacia la población.

Más tarde y pasado el temor, todos vieron por primera vez a esa coraza de cuatro ruedas que avanzaba a 10 Km por hora.

El auto dobló en la Esquina de La Calzada, mientras niños, jóvenes y adultos lo acompañaban de lado y lado, exclamando frases de admiración y alegría ante un artefacto que solo habían visto a través de ilustraciones.

El carro hizo una circunvalación a la Plaza Bolívar de Guarenas, recorriendo las calles Régulo Fránquiz, Ambrosio Plaza, Colón y Bolívar, para luego ser estacionado frente a la Plaza Bolívar.

Samán de la antigua Plaza del Pueblo Arriba de Guarenas, luego Plaza Bolívar, año 1900.
Plaza del Pueblo Arriba de Guarenas, luego Plaza Bolívar, año 1900.

Al parecer no quisieron conducir el carro hasta La Llanada, pues les daba temor que no tuviera fuerza para subirlo de nuevo por la Bajada de Los Almendrones. Además la calle Real era bastante irregular como lo muestran las fotografías de la época.

Este evento se hizo en el Pueblo Arriba por estar ahí el centro político, religioso y social de Guarenas, representado por la Casa de Gobierno, Casa Parroquial, Iglesia y Plaza Bolívar.

El carro partiría ese mismo día a la ciudad Capital., pero tuvo problemas para ser encendido, lográndose después de varios intentos, para lo cual utilizaron la manilla de arranque que se accionaba por la parte delantera del vehículo.

Este relato nos deja ver el inevitable encuentro ocurrido entre la inminente modernidad y la Guarenas que se movía a pie, a caballo y a carreta. 

Con el transcurrir de los años, las calles de Guarenas irían siendo transitadas cada vez más por estos artefactos a cuatro ruedas que alguna vez despertaron temor.

Las huellas de los pueblerinos, caballos y carretas desaparecerían con el transcurrir del tiempo, siendo ahora el asfalto y el caucho quienes recorren al pueblo.

Este relato del Señor Pedro Abelardo García Chapellín (†) forma parte de la memoria histórica de Guarenas.


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