Un personaje característico de las calles de la Guarenas de antaño fue Cipriano Martínez.
Conocido con el apodo de “Guacharaco”, Cipriano recorría las calles de Guarenas con medio pipote al hombro, el cual usaba para recoger animales muertos y otros desperdicios.
De alguna manera, Cipriano Martínez cumplió una labor sanitarista durante muchas décadas.
Recuerdo haber visto a Cipriano arrastrando dos perros muertos para llevarlos al relleno sanitario y luego pasar a cobrar su pago por la municipalidad, recibiendo una locha por cada uno.
Cipriano era muy cuidadoso con el trabajo, por lo que siempre notificaba a las autoridades antes de realizar el trabajo.
En la década de 1960, veíamos a Cipriano por la calle Bolívar transportando los residuos sanitarios del Hospital Dr. Francisco R. García, ubicado para esa época en la esquina de la calle Colón.
En 1973, sostuvimos una conversación muy amena con Cipriano, justo en la calle Comercio.
En esa conversación, Cipriano nos confirmó que él había nacido en Guarenas en 1913.
En forma muy dispersa nos comentó varias cosas:
«Mire cuñao, los rabipelados son sabrosos, yo me los como fritos”.
«Yo no tengo ningún problema, los problemas no existen”.
«La felicidad no existe, me es igual dormir o comer”.
«Bueno cuñao, ya sigo mi camino, me voy pa’ Curupao a dormir”.
Cipriano Martínez, el recordado Guacharaco, es parte de la memoria histórica de Guarenas.
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.