Miguel Parra nació en Chacao el veintinueve de septiembre de 1905. A la edad de doce años se inició en el mundo de la música, cuando aprendió a tocar el cuatro.
Sus estudios de educación primaria los realizó en Caracas; primero en el Colegio San José del Ávila de la Parroquia Altagracia, y posteriormente en el Colegio Obra del Buen Consejo, ubicado para aquellos años en Caño Amarillo, hoy en día en San Antonio de Los Altos.
Fueron años de infancia de un muy ocurrente Miguel. Una de estas ocurrencias que Miguel Parra contaba fue cuando el Padre Machado del Colegio San José del Ávila le preguntó en clase: “Miguel, ¿cómo murió Nuestro Señor Jesucristo?”. A lo que el niño Miguel contesto: “Caray Padre, yo no sé ni cómo murió la mae mía”.
Otra de las anécdotas contadas por Miguel Parra está relacionada a su época de adolescente en los alrededores de La Pastora. Miguel contaba que cuando tenía catorce años de edad fue testigo del accidente que devino en la muerte del Doctor José Gregorio Hernández y de las últimas palabras del venerable. Miguel Parra contaba que él se acercó al tumulto de gente para socorrer al Doctor José Gregorio Hernández y meterlo en el carro que lo atropelló para que fuese llevado al hospital, y que está seguro de haberle escuchado decir: “No le hagan nada al ahijado, que fue una imprudencia mía”.
Para el año 1935, Miguel Parra y su esposa Paula Mujica se mudan a Guarenas. En sus propias palabras:
“Llovía a cántaros el día que Paula (Mujica) y yo llegamos a Guarenas. Lo único que yo tenía en el bolsillo era medio (Bs. 0,25), pues así vivo yo, siempre al día y con lo que tengo. El viaje fue regalía, gracias a Juan (Núñez) que venía a buscar papelón. Entrandito a Guarenas, en Tocorón (calle Unión), ahí nos bajamos del camión con aquel palo de agua”.
Miguel Parra tuvo una barbería frente a la Plaza La Paz, popularmente conocida como Plaza de Los Flojos. Por ese local pagaba doce bolívares de alquiler mensual, mientras que cobraba “real y medio” (Bs. 0,75) por el corte de cabello.
Algo característico de esta barbería era el nombre que se leía en su letrero: “Barbería el Buche de Agua”. Con ese nombre Don Miguel advertía a los bravucones del pueblo que se apaciguaran, o de lo contrario él les echaría el agua en el cabello con la boca.
Miguel Parra se dedicó durante toda su vida a la música. Solía tocar joropos y merengues con su cuatro en las calles y plazas de Guarenas, por lo cual obtenía en metálico la gratificación de los pueblerinos que disfrutaban de sus presentaciones. En especial, a todos llamaba la atención el famoso pito o resonador estilo kazoo que Miguel Parra fabricó y usaba para acompañarse con el cuatro.
Y sería en la calle Soublette, de aquella Guarenas de finales de la década de 1940, donde Miguel Parra tuvo un sueño recurrente que marcaría el origen de la tradicional “Viejita de Guarenas”, manifestación cultural que ha traspasado fronteras. Esta diversión popular guarenera nos presenta a una viejita picarona que baila llevando un hombre a cuestas tocando maracas.
Para inicios de la década de 1960, Miguel Parra estaría en el estudio 9 de Televisora Nacional, presentándose al mediodía en el Show de Víctor Saume, y para finales de esa misma década sería presentado por Amador Bendayán en el programa de variedades de RCTV llamado “Sábado Espectacular”. A lo largo de sus presentaciones, Miguel Parra logró estar junto a artistas nacionales, como Héctor Cabrera, Magdalena Sánchez, César del Ávila, entre otros.
Para finales de la década de 1970, Don Miguel Parra dictaba clases de cuatro, guitarra, bandola, mandolina y flauta dulce en su casa ubicada en el sector Borde Acequia de la calle Soublette.
Don Miguel Parra murió el veintinueve de mayo de 1981. Sin lugar a dudas, fue un hombre que trascendió y se hizo folclore.
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.