Por allá por el año de 1922, cuando el país lo mandaba Victorino Márquez Bustillos, Guarenas contaba con apenas cinco mil habitantes.
El pueblo no poseía acueducto y antes que se iniciara la apertura de las pilas de agua y lavanderos públicos, los pueblerinos tenían como costumbre acudir a los pozos del río con sus aguas cristalinas. Sí, dije cristalinas!
Esto era en los ríos La Guairita y Caucagua, para darse así su baño diario, lavar su ropa y traer agua para otros oficios del hogar.
Viejos Guareneros recuerdan hoy a una señora llamada Juanita, quien todos los días pasaba por la calle Páez acompañada de un grupo de jovencitos y niñas a bañarse en un pozo que estaba sombreado por una tupida juajua. Al parecer, era el sitio preferido por la mayoría de los jóvenes. Ese sitio es donde años después se ubicaría la fábrica de vidrio CEVIVE.
¡Como retozaban y disfrutaban los niños de esa época en los pozos del río! Los mismos, que ancianos hoy, añoran su río puro y cristalino.
Así fue la época, antes de llegar el acueducto a los hogares de los Guarenenses.
¡Increíble pero cierto!
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.