Para la década de 1930, la vida comercial en Guarenas era muy dinámica, dado los distintos rubros que ofrecían los comerciantes en sus negocios para esa época. De la publicidad mostrada por la prensa local, había una que de niño siempre llamó mi atención: «Pulpería y Abastos La Reforma de Monzón y Mendoza. Teléfono No 17«.
Este local, ubicado en la esquina de las calles Comercio y Francisco Rafael García, ofrecía al guarenero víveres, conservas alimenticias, bebidas refrescantes, artículos de ferretería, kerosén, dulcería criolla, así como un surtido de licores. En la fotografía vemos al Señor Delfín Mendoza atendiendo su negocio.
Siendo un niño, yo acompañaba a mi padre al Abasto La Reforma. Era una actividad emocionante para mi ver a mi padre hacerse de los productos que ahí se expendían. Pero más emocionante aún era disfrutar de un delicioso carato, lo que nos daba fuerzas para el trayecto de vuelta a casa cargando los pequeños sacos de provisiones. Décadas más tarde, sería yo quien de adulto llevaría a mis hijos a visitar el Abasto La Reforma para que tomaran esa sabrosa bebida en botellas reutilizadas.
Fue esta bodega un símbolo indiscutible de nuestra Guarenas; entrar en sus espacios era para mí un avivar de los sentidos. Tanta mercancía ahí ofrecida y tantos matices en sus paredes que de niño no me alcanzaba la mirada. El olor confuso de granos, semillas, cuero y tela era indescriptiblemente emotivo para mí. El dulce sabor de esa Guarenas antañona que se dejaba probar de distintas formas: Conserva de coco, suspiro, polvorosa, gofio, pelota, aliados, conserva de leche, cortado de papelón, almidoncito. Y me llegaban aquellos sonidos, ya hoy desaparecidos, de burros y mulas en donde eran cargadas y descargadas las provisiones del local. De hecho, en la esquina estaba la Calzada de los Burros. Poco a poco esos sonidos fueron desapareciendo, dejándose escuchar cada vez más un rugir de motores.
Algo característico que recuerdo de esta bodega, era encontrar cambures y poder comerlos en presencia de su dueño sin tener que pagarlos. Así mismo, recuerdo la gran cantidad de periódicos viejos que se podían ver y consultar en el local.
Se podía llamar por teléfono al Abasto La Reforma para consultar o adelantar algún pedido. Solo tenías que solicitar a la operadora telefónica que te comunicara con el número 17.
Una buena cantidad de alimentos y pertrechos eran transportados en burro desde el Abasto La Reforma hasta Curupao, donde hacía vida la comunidad de la Planta Eléctrica.
Pero en la Guarenas de antaño, existieron otras pulperías o abastos dignos de recordar, cuyas notas publicitarias aún conservo.
- Abasto Copacabana, de García Fuentes y Cía: “La mejor casa de abastos del Pueblo Arriba. Especialidad en víveres y bebidas”.
- Pulpería La Económica, de P. F. Schneider y Cía: “No hay mejor caja de ahorro que comprar en la Pulpería la Económica”.
- Pulpería de Chaco, del Señor Luis Felipe Mendoza: “Haga sus compras en la Pulpería de Luis Felipe Mendoza, la casa que está a la vanguardia por la calidad de sus artículos”. Este comercio fue propiedad del hermano del Señor Delfín Mendoza.
- La Estrella de Oro, del Señor Rosendo Castillo: “Le ofrece los mejores precios de la Plaza. Teléfono número 10”.
Fotografías relacionadas:
Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.