El cultivo y procesamiento de la caña dulce representó la actividad económica principal de Guarenas. Pero el cultivo de las flores en Guarenas también formó parte de la actividad agrícola.
A finales de la década de 1960 aún encontrábamos ingenios de trapiche produciendo papelón y melaza.
Muchos de estos ingenios fueron paulatinamente dejando de prensar, hervir y purgar la melaza, manteniéndose solo sus tablones con hileras de varas como único producto.
Estos cañamelares fueron los últimos paisajes de aquella Guarenas papelonera.
Pero el cultivo y venta de las flores de Guarenas también estuvo presente en la actividad económica del pueblo.
Las flores siempre han sido un símbolo de amor y belleza; sus diversos colores y olores siempre se han asociado a distintos significados y emociones.
La floricultura en Guarenas no logró igualar la producción económica representada por la caña dulce afianzada desde el siglo XVIII.
Sin embargo, la presencia de pequeños y medianos productores de las flores de Guarenas brindó una mínima contribución al sector agrícola, demostrando la existencia de buen suelo para su cultivo.
A finales de la década de 1970, era muy placentero transitar por la carretera Ciudad de Los Muchachos, pasar frente a la casa grande de la Hacienda Casarapa y continuar descendiendo hacia los predios de las antiguas haciendas El Carmen y San Pedro.
Ahí nos encontrábamos con un inmenso cultivo de flores de variados colores. Este espacio estaba delimitado por la carretera y el Río Guarenas.
Después de cesar la producción de caña de azúcar en Guarenas, fue común observar estos cultivos de flores en algunas parcelas de las haciendas San Pedro, El Carmen y Casarapa.
La fotografía del año 1978 nos muestra una hectárea de cultivo de las flores de Guarenas. Al fondo se observa la hilera de vegetación que sigue el curso del Río Guarenas.
Este cultivo de flores podía observarse al transitar frente a la U.E. Ciudad de los Muchachos, muy cerca del actual Conj. Res. La Siembra de la Urb. Nueva Casarapa.
Don Manuel Pérez García (†) y su esposa María Couto (†) mantenían este sembradío de flores.
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.