A Jesús le fue dado el nombre de «nazareno» ya que se corresponde al gentilicio de una localidad de Galilea. Si bien Jesús nació en Belén de Judea, es en Galilea donde pasó gran parte de su vida, junto a su padre José y su madre María, en la pequeña localidad de Nazaret. Ahí nos cuenta la tradición, Jesús trabajó como carpintero junto a su padre hasta que comenzó a predicar y fue a Jerusalén.
El Nazareno es parte importante de la iconografía cristiana, que muestra a Jesús en su viacrucis, con una vestimenta asociada a un manto o túnica y una corona de espinas; está última le fue colocada por los romanos a modo de burla por llamarse así mismo rey de los judíos.
Es representado al Nazareno cargando su cruz, con evidente dolor y maltrato. En algunas ocasiones la representación acompaña a Jesús con la figura de Simón de Cirene o El Cirineo, quien según los evangelios ayuda a cargar la cruz de Jesús hasta el Calvario.
En toda Venezuela hay gran culto y devoción hacia El Nazareno, manifestándose especialmente cada Miércoles Santo en imponentes procesiones desbordadas de fe, promesa y apego a la tradición.
En Venezuela, la más icónica es la del Nazareno de San Pablo de la Basílica de Santa Teresa en Caracas, al que se le atribuye el milagro de 1697, cuando una epidemia de fiebre amarilla azotó a la población caraqueña, la cual ya venía diezmada por la viruela. Ante el agobio, fue convocada una procesión con el Nazareno de San Pablo, y el milagro ya lo conocemos, expresado por nuestro poeta Andrés Eloy Blanco:
En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor,
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
¡Milagro! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor.
Y veinte manos arrancaron
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.
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Fundador y editor de Campanario Urbano. Docente y director jubilado. Investigador de la historia de Guarenas. Fue cronista de prensa regional y apasionado coleccionista de fotografías y documentos antiguos.